EN DATOS
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Medellín se inscribe en una tensión que, a los ojos de cualquier externo, es irreconciliable: existe un dilema entre la construcción de valores locales que proscribe los consumos a través de una vigilancia con medios violentos de coerción y, en paralelo, una forma de sociabilidad atravesada por el uso y goce de sustancias. En medio de un equilibrio frágil y cambiante en el tiempo, se forma un ecosistema social y cultural que termina condenando y, a la vez, alabando el uso de sustancias legales e ilegales.
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Las cifras sobre violencias contra personas usuarias de SPA son incipientes: adicional a la ausencia de información previa al 2015, la caracterización de las víctimas cuenta con un alto nivel de discrecionalidad. Ello implica una lectura cautelosa de la información presentada por el Observatorio de Violencia de Medicina Legal, en especial en categorías que se pueden superponer, como la de personas usuarias de sustancias y la de habitantes de calle.
Estas dos categorías, en particular, requieren una revisión minuciosa, en tanto la condición de habitancia en calle suele estar altamente relacionada con el consumo de sustancias. Un análisis que agrupe ambas categorías de análisis, resulta en niveles de violencia mucho más altos. Es decir, con esta presunción, las cifras de homicidios subirían de 55 a 322, y las de lesiones personales de 1.935 a 2.048.
Elaborado por Elementa DDHH con base en datos de Forensis.
Elaborado por Elementa DDHH con base en datos de Forensis.
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Consumo de sustancias legales: Las prevalencias de uso de alcohol para las tres mediciones que ha realizado la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas - ENCSPA (2008, 2013 y 2019) han arrojado un consumo en Medellín superior al promedio colombiano, y al de ciudades como Bogotá y Cali. Sólo con la reducción reciente en la capital antioqueña, que pasó del 39% en 2008 al 32% en 2019, se cerró la brecha entre las 3 principales ciudades.
Elaborado por Elementa DDHH con datos del Observatorio de Drogas de Colombia.
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Consumo de sustancias ilegalizadas: Dar cuenta de la trayectoria de consumo de sustancias en la ciudad se complejiza al abordar drogas ilegalizadas, pues los retos metodológicos en la realización de encuestas oficiales (las cuales son la principal fuente de información cuantitativa), se profundizan por el estigma asociado a drogas que no son legales y que pueden acarrear una sanción social. Desde el momento mismo de la realización de las encuestas se puede manifestar un riesgo social con las personas alrededor, como la familia o los encuestadores, o incluso puede existir el autoestigma por parte del usuario.
Elaborado por Elementa DDHH con base en microdatos de la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2018.